viernes 26 de abril de 2024

CINE

El hombre que nos apuñaló con un violín

En el espacio para los amantes del cine conocé a Bernard Herrmann un gran musicalizador.

Foto / Web
Escena de la película Psicosis
Escena de la película Psicosis
sábado 13 de agosto de 2016

Hitchcock no quedó conforme con Psicosis cuando terminó de filmarla. Incluso estuvo a punto de reducirla a una hora y estrenarla como un episodio de televisión. Cuando estaba a punto de mutilarla, su musicalizador le dijo que se lo tomara con calma y que descansara unos días antes de tomar una decisión drástica. Mientras tanto, él se encargaría de componer la banda de sonido.

El maestro del suspense accedió, pero le advirtió que no tocara la escena de la ducha. No quería música mientras Norman Bates acuchillaba a la Marion de Janet Leigh, sólo el sonido de la ducha y los gritos de la rubia. Bernard Herrmann no obedeció, y creó los sonidos que más de 55 años después representan en el imaginario colectivo una muerte violenta y en blanco y negro. 

Herrmann había debutado casi 20 años antes. Conoció a Orson Welles cuando ambos trabajaban en la cadena radial CBS y musicalizó su famosa transmisión radial de La guerra de los mundos. Luego, juntos, dieron el paso a la pantalla grande con Ciudadano Kane (1941).

 

Peleado con Welles, siguió trabajando -y dejó su sello en cada producción en la que participó- hasta que se cruzó con Hitchcock y conformaron una dupla que engendraría los mejores trabajos de ambos: además de Psicosis, Vértigo e Intriga Internacional son consideradas no sólo las mejores películas del director, sino también los mejores trabajos de Herrman.

Se entendían, hasta que Alfred le pidió "algo más comercial" para Cortina rasgada (1966) y se terminó el amor.

La fama de conflictivo obligó al compositor a emprender un exilio europeo.

A pesar de sus peleas con Hitchcock y Welles, Herrmann no se llevaba mal con todo el mundo. Se hizo amigo de otro personaje admirable, que se dedicaba a los efectos especiales: Ray Harryhausen. Una de sus películas juntos fue Jason y los argonautas, cuya musicalización permite asimilar un poco más su genialidad.

 En Europa trabajó con Francois Truffaut y Brian DePalma. Cuando Scorsese comenzó a delinear Taxi driver (1975), estaba seguro de que no había otra persona capaz de crear los acordes precisos para acompañar a Travis Bickle en sus recorridos nocturnos por Nueva York. Un día después de terminar su trabajo, Herrman murió mientra dormía.

 

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