domingo 28 de abril de 2024

OPINIÓN

Otra masculinidad es posible

La violencia machista sobre las mujeres, en todos los ámbitos de la vida, lleva siglos o milenios. La dominación del hombre sobre la mujer ha sido una construcción ´cultural.´

Otra masculinidad es posible
domingo 27 de noviembre de 2016

Valen las metáforas para decir que lo fálico se colgó siempre los privilegios de la configuración del poder. A partir de años de militancia feminista y los logros de las distintas olas del feminismo histórico generaron que sean también los hombres quienes comiencen a repensarse individual y colectivamente. Hay varones que decidieron desenchufarse de la matriz machista de la sociedad y están comenzando a configurarse como un varón diferente, a desarrollar nuevas masculinidades. El #niunamenos  #vivasnosqueremos es un grito fuerte que nos compromete, nos obliga, nos exige. Otra masculinidad es posible, otra masculinidad es urgente. Nos referimos a la construcción de masculinidades comprometidas con la igualdad entre los géneros, que erradiqué todo tipo de violencia hacia las mujeres, que mire en contribuir en la libre edificación de identidades de género y sexualidades disidentes. Sabemos que varones hemos sido. Pensemos que tipo de varones queremos ser. Todo en un mundo de nuevo milenio que hace tiempo dejó de ser binario, donde los géneros ya son varios. Donde las etiquetas pierden fuerza.

El feminismo, con varias décadas de lucha en la espalda, dio y da pelea para abolir ese sistema desigual que se ha denominado Patriarcado. A partir de la década del ’90 ciertos varones críticos comienzan a preguntarse por los conceptos construidos desde las teorías feministas. Conceptos tan fuertes como patriarcado y género. Los varones tenemos que ‘setearnos’ el chip machistas que nos insertaron e ir por un auto cuestionamiento y deconstrucción de la cultura de la masculinidad hegemónica, y de lo nocivo que ha sido no solo para las mujeres, sino también para los infantes y para otros varones. Basta de masculinidades violentas. El machismo mata a las mujeres, y también asesina hombres (en las guerras, por competencia, por las adicciones, etc.). Así, cada trago de privilegios patriarcales nos está envenenando a todos los sujetos.

PreguntaSi logramos ubicarnos a nosotros mismos desde un mundo conquistado por la masculinidad hegemónica, nos probáramos los zapatos del opresor. Si ese calzado nos aprieta, nos molesta, nos disgusta, por eso deseamos y necesitamos escapar de ellos.  Entonces, nuestra consigna es clara y se resume en comenzar por tomar esa masculinidad y ponerla en debate pleno. ¿Somos o nos hacemos hombres? ¿Cómo? ¿Qué es ser varón? Las personas nacidas con pene, ¿cuantas veces pensamos sobre las perspectivas y las presiones impuestas en nosotros desde diversos ámbitos de la sociedad? Hablamos de la familia, de las instituciones educativas, de nuestras amistades, etc.

Esas son algunas las presiones patriarcales, que vale decir, también tienen sus costos. Porque el patriarcado nos provee de muchos beneficios, nos libera muchas responsabilidades, pero también nos exige. Y una nueva masculinidad no quiere nada de eso. Nada. Basta de privilegios. No más violencias patriarcales hacia las mujeres, ni las violencias machistas como las domésticas, las relacionales, las sexuales, en las crianzas, en el trabajo, en las organizaciones sociales/políticas, en la calle, etc.

Para pensar una nueva masculinidad posible es necesario seguir en el camino de un cuestionamiento muy amplio, preguntándonos cómo podemos actuar y pensar. El tipo de vínculo que tenemos con las mujeres debe ser analizado. Otro punto es preguntarnos como podemos pensar las paternidades de hoy, las crianzas de hijas e hijos, como así también las Familias “no tradicionales.”;  los micro-machismos presentes, la violencia en las relaciones de pareja/violencias sexuales; detenernos en la vida doméstica; lo laboral también es para pensarlo largo y tendido; desde la militancia en organizaciones sociales/políticas, sindicatos, organizaciones de la diversidad sexual y de género. Tomemos la coyuntura para plantear qué podemos hacer desde los medios de comunicación. Cómo lo visibilizamos desde el arte, desde la educación de las diversas intuiciones, desde el deporte.

A Cuando somos niños construidos y socializados por nuestra familia y el entorno, luego de adolecentes para adelante seguimos re-edificando hacia el mismo lugar. Todo este camino será más sencillo si los procesos de socialización como la familia, la escuela y la religión toman el mismo rumbo, que coincida en los valores de la nueva masculinidad. Lo que deben cambiar son las relaciones de autoridad, de poner al hombre como proveedor, el varón de rasgos duros, violentos, o inexpresivos.

Aspiramos a una masculinidad que ya no refiera a lo dominante. Que termine con la figura del hombre proveedor que ya no se desentiende del desarrollo cotidiano de su familia. La masculinidad como una la posibilidad de mostrar sentimientos, el varón que expresa amor, afecto. Encuentros afectivos que por decantación van combatir la histórica violencia machista. Podemos configurarnos en nuevos hombres, que acompañen más a sus compañeras/os, que se animen a explorarse a sí mismos, y que terminen con esos rasgos hegemonizantes. Cada hombre y cada mujer es una revolución en sí misma, y se inicia al deshacerse de las cadenas machistas y patriarcales, al apostar a las nuevas masculinidades para poder hacer una verdadera trasformación social entre las personas.

Si te interesa la temática te invito visitar el espacio Masculinidades en Fuga (Facebook). Allí hay un grupo de varones se están construyendo un espacio para canalizar y compartir todo esto que nos está interpelando.

 

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