viernes 26 de abril de 2024

Crónicas: Un Malbec de oro

Crónicas: Un Malbec de oro
martes 10 de febrero de 2015

Por @Nicovisne



Parada 81 es un vino que nace en Fernández Oro. Esto viene a romper con la teoría de que hay que tomar vinos de General Roca o del Chañar para más o menos estar tranquilos que uno navega en un río de garantías a la hora de tomar vinos de la zona.

Parada 81 está elaborado por Bodega Gennari. Quienes conocen un poco la historia, no hace falta aclarar que tiempo atrás esta bodega formaba parte del ADN vitivinícola de Río Negro, cuando había tantas bodegas como cromosomas tiene la uva.

Luego el “progreso”, los créditos, las deudas, los aprietes financieros y las políticas vacías de futuro hicieron el resto. Muchos complejos bodegueros hoy son simples quilombitos de hierros abandonados y pedazos de madera picada por los años, de un tiempo lejano, donde el vino flotaba a borbotones, y la gente era un poco más feliz.

Un Malbec inquieto fue la puerta de entrada a este pedacito de identidad rionegrina. Cosecha 07, es recomendable descorcharlo y dejarlo abierto para que encuentre el equilibrio con el aire de su hábitat valletano, de tardes soleadas y noches frescas. Con el típico color del Malbec. Parada 81 fue uno de los elegidos para acompañar un asado que el Tano Benedetti, asador number one de Cipolletti, se encargó de hacer con mucho conocimiento en el asunto.

(Un buen asador, es un buen asador toda la vida. Y hay que reconocerlo.)

El vino en cuestión es alcohólico en los minutos iniciales a tomarlo, por eso se recomiendo aire. (20 minutos aproximadamente/ no considero que haya que decantarlo)

Luego de ese tiempo, el vino en cuestión se acomoda, y muestra un cuerpo robusto, con algunas carencias aromáticas, pero definitivamente frutado, casi esclavizado por la mermelada de mora y en algunos casos ciruela muy madura. Los taninos están presentes, ordenadamente, no son invasivos, pero su permanencia tampoco es prolongada. Suelos rocosos y arcillosos aportan ciertos caprichos a la uva, que luego traducido en la boca traen recuerdos de lugares ya vividos. Hay que darse cuenta, que en la trama secreta de los vinos de la zona, cuando uno los prueba, hay un dato silencioso de lugar de permanencia. Hay casos conocidos de la región que tomados en tierras de otro continente han servido de máquina de reminiscencias para sus bebedores, pasaje mágico utilizado para transportarse por encima de las cucharadas de desarraigo y los kilómetros de ausencia.

Los vinos regionales de emprendimientos no tan potenciados por las agencias de publicidad o por las finanzas internas, vienen a reclamar un lugar que siempre les ha pertenecido.

Dice la leyenda que Don Emilio Gennari, viajó miles de Kilómetros y decidió bajarse en la parada 81 del ferrocarril en 1957, buscando un nuevo horizonte para toda su familia. El destino y el entorno quisieron que esa parada fuese General Fernández Oro. A escasos metros de la estación de trenes nació este vino.

En los tiempos en que el pueblo gozaba de trenes y vinos, como algo normal y cotidiano.

Los vinos de la zona, están, escondidos, latentes, ocultos misteriosamente en góndolas de supermercados visitados cotidianamente por todos ustedes.

 

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