jueves 25 de abril de 2024

OPINIÓN

La Semana en Neuquén: Cortinas

La arena política neuquina se removió esta semana, el intendente Horacio Quiroga reapareció con una provocación pública a sus pares y al Poder Judicial.

La Semana en Neuquén: Cortinas
viernes 15 de abril de 2016

En los últimos días, al jefe comunal no se lo había visto demasiado. Ahora, quizás su llegada al gobierno nacional y el avance en la búsqueda de presupuestos para algunas obras que considera claves para su gestión lo envalentonó respecto a otros temas.

“Pechi” fue al doctor, no a cualquiera ni por cualquier cosa. Se hizo una rinoscopia y la difundió por redes sociales. El objetivo fue instar a que los funcionarios públicos y jueces se sometan al estudio y así, combatir al narcotráfico.

“Es una manera de mandar un mensaje muy claro para el poder judicial, no hay marcianos dealers, hay que declarar la guerra al narcotráfico”, sostuvo
Desde hace un tiempo, largo, Quiroga insiste con el tema. A decir verdad, sin mucha repercusión porque, por una parte, lo urgente tapa al tema y por otra, porque nadie recoge el guante de un tema escabroso.

Ni siquiera el propio intendente que en la foto salió muy bien, es más, la iniciativa tuvo repercusión nacional. Pero en lo concreto fue una imagen para la tribuna.
Lo cierto es que el tema de la venta de drogas en Neuquén es una realidad que crece año tras año. Los gobiernos (porque es injusto culpar a uno solo) no quisieron solucionar el tema de fondo cuando el narcotráfico comenzó a instalarse en la región.

                                             

Esta cronista, recuerda una nota que daban hace 5 años integrantes de la Asociación Maná, una organización ubicada en el corazón de Almafuerte que intentaba dar un espacio de contención para los jóvenes del barrio. Pedían a gritos, un polideportivo, actividades, educación, soluciones a los chicos que no tenían nada para hacer y se drogaban. En ese momento, denunciaron la complicidad de la cúpula de la Comisaría 18 con bandas que empezaban a asomar. Meses más tarde fueron removidos los policías que estaban a cargo de ese sector.

Sin embargo, la contención nunca llegó pese a que los funcionarios municipales y provinciales se acercaron escandalizados por la realidad “del oeste”. La asociación dejó de funcionar porque su fundadora recibió amenazas de muerte. Meses más tarde se instalaron en los titulares de los medios de comunicación nombres que ya se volvieron familiares “Los Champú”, “Los Menducos” , entre otros. Verdaderas bandas organizadas que crecieron al ritmo desmedido y desorganizado de la ciudad e incluso lograron vincularse con punteros de partidos políticos locales.

En un momento, se trató de observar la experiencia de Medellín y aplicarla en la ciudad. Diputados y la ex vice gobernadora, Ana Pechén volvieron maravillados sobre cómo la cultura, la música y la educación ayudaron a los niños colombianos a no caer en la droga. Nada se aplicó, todo quedó en un hermoso relato contado en una conferencia de prensa.

Con todo esto, cabe repensar las acciones que los gobiernos vienen realizando para solucionar el tema. Mirar para un costado no vale o inaugurar una precaria plaza no es suficiente. Menos aún sacar una foto de una inspección en la nariz que sólo parece una cortina de humo.


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