jueves 25 de abril de 2024

PANDEMIA

Científicos argentinos intentan crear una vacuna contra el COVID-19

El proyecto se encuentra en etapa preclínica. Se piensa en dosis inyectables o aplicables por vía oral.

Científicos argentinos intentan crear una vacuna contra el COVID-19
martes 23 de junio de 2020

Investigadores argentinos de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) avanzan en el desarrollo de una vacuna contra el coronavirus.

El proyecto está en la fase preclínica (antes de ser probada en seres humanos) y los científicos proyectan crear dosis que puedan ser suministradas por vía oral o a través de fórmulas inyectables.

“Para independizarse y tener soberanía, la mayoría de los países desarrollados y medianamente desarrollados se lanzaron a la investigación de su propia vacuna contra SARS-CoV-2. Nosotros también nos sumamos”, explica Juliana Cassataro, jefa de laboratorio en el Instituto de Investigaciones Biotecnológicas Doctor Rodolfo Ugalde (IIB), a la Agencia CyTA-Leloir.

La especialista en inmunología, enfermedades infecciosas y desarrollo de vacunas lidera un grupo interdisciplinario compuesto por inmunólogos, virólogos y expertos en estructura de proteínas. En el equipo, también se encuentran Karina Pasquevich (doctora en Bioquímica), Lorena Coria (doctora en Ciencias Biológicas), Diego Álvarez (doctor en Bioquímica), Claudia Filomatori (doctora en Química Biológica Farmaceútica), Eliana Castro (doctora en Bioquímica) y Lucía Chemes (doctora en Ciencias Químicas).

l desarrollo de las vacunas se basa en la producción de proteínas o regiones de éstas que se hallan en la superficie del virus SARS-CoV-2. El objetivo es que las vacunas a desarrollar cuenten con proteínas puras del nuevo coronavirus que, al ingresar al organismo, no infecten las células pero puedan ser reconocidas por el sistema inmunológico. De esta forma, se generarían anticuerpos, que podrían defender a la persona en caso de que se encuentre con el virus real.

“Utilizaremos tecnología innovadora para aplicar distintas formulaciones no solo inyectables sino también por vía oral, ya que, al no requerir personal adiestrado para su aplicación, en el caso de una pandemia como ésta sería de gran utilidad”, argumentó Cassataro.

Una vez demostrada la seguridad y eficacia de las vacunas en esta fase, en un plazo de seis a nueve meses, podrían realizarse los ensayos clínicos. Los estudios dependen de la financiación de la que dispongan los científicos.

“Aunque esas vacunas funcionen, no está claro si utilizando esa tecnología sea posible llegar a producir y distribuir la cantidad de dosis necesaria para todos los países que la necesiten. Por eso, es importante que el Estado nacional haya decidido financiar este proyecto y nos permita contribuir desde la ciencia al control de esta pandemia”, concluyó Cassataro.

Los científicos cuentan con el apoyo de la Unidad COVID-19 compuesta por el Ministerio de Ciencia, Tecnología a Innovación, la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación, y el CONICET.

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