En tu día padre

Mientras escribo este artículo ya me abrí una cerveza y la acompaño con maníes sin sal. Y hablando del padre esta ingesta me recuerda a mi viejo allá en mi pueblo cuando asistía al Círculo Católico de Obreros, una institución con mucho arraigo entre la gente de la construcción que con el aval de la Iglesia local, de hecho el Obispo concurre una vez al año a la comida de la dicha entidad. Barajas, bochas y aperitivos. De trasfondo la religión, la biblia y el calefón como diría discepolín.

¿Porque me habré ido tan atrás en el recuerdo? Porque este 20 de junio junto con el Día de la Bandera se festeja el día del padre. Tercer domingo de junio como indica la tradición. Y por supuesto una semana antes empieza el dilema de los regalos, la comida, la juntada, etcétera.  

Si empezamos por los regalos, ya existe el prejuicio de que es un hecho comercial, que lo importante es juntarse a celebrar en familia y cuando llegamos al tema comida ahí el consenso gira en torno al asado, por lejos el asado es el menú dominante, puede haber empanadas de entrada, puede haber picada y por supuesto habrá tortas y pastelitos o pastaflora. Acá en esto último postre existe la excepción de que se le pueda llamar también pastafrola a este pastel de origen italiano.

Me fui por las ramas,  había empezado a hablar de los regalos y ahora vuelvo. Las prendas son una parte importante de lo que suele elegirse para regalar, pañuelo, camisas, camiseta del club de los amores del homenajeado, un buzo o suéter. Un libro y cuando llegamos a los accesorios a nos vamos al arte culinario,  aquí el set para asadores gana por escándalo, le sigue el cuchillo o cuchilla para el jefe del hogar, la plancheta, un juego de mate y bombilla y los libros también andan en el segmento de los que encabeza la tabla de preferencias.

Volviendo al alma del festejo, que no es el homenajeado que va a ser! 

Lo importante es la comida y aquí está el reparto, lo que vendría a ser como a la vida real la división internacional del trabajo. El asado ya se sabe lo hace el propio jefe de familia, no hay modo de que largue la parrilla y guarda que algún yerno inoportuno opine de cómo es la técnica  o el punto de cocción, causal de roja directa.

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