“Matilde”: despertar en Caviahue con la música bajita, el fuego prendido y el olor a café

Manuel López creció en Caviahue, inspirado por la pasión que su mamá le ponía a la panadería artesanal que tuvo toda su vida, era su oficio y lo que más le gustaba hacer. Finalmente, cuando Manuel volvió de estudiar en Buenos Aires decidió, junto a su esposa,  armar un local frente de la casa de sus padres y embarcarse en un emprendimiento de ensueños: un lugar que te atrapa con su iluminación tenue, el olor irresistible a café y a  pan tostado. Con juegos de mesa, risas sobrevolando el aire;  mientras de fondo suena bajito un jazz de Billie Holiday y el fuego permanece prendido…

La mayoría de las veces la gente llega a Matilde en compañía o con su familia, creándose un lazo gratificante entre comida y socialización. De fondo Caviahue y el lago. Un valle volcánico, que en invierno se pone blanco y helado, al tiempo que los árboles se secan. En primavera los ñires se ponen rojos y las araucarias resaltan con su belleza.

“Mi esposa es de Canadá, viene de una familia que le gusta cocinar mucho. El tiempo que viví allá recorrí todos los cafés tradicionales. Soy fanatico del café, entonces nos atrajó más la idea de armar un café canadiense en un pueblito de montaña”, contó Manuel a Gurmeteando.

Y agregó que “poco a poco fuimos construyendo esa imagen, y a través de la carta y los productos logramos que Matilde se convirtiera en un cafecito de montaña. Perfeccionamos recetas familiares  y de otros lugares de acuerdo a los productos que se pueden conseguir acá en la zona”.

Entre los favoritos, se sirven tortas mousse de té chai, cremas heladas artesanales,  pancakes (con pancetas y huevos o frutos rojos del Valle), pie de manzana y rollitos de canela. También hay  6 variedades de tortas que usan distintos tipos de frosting.

Asimismo, los visitantes pueden degustar variedades de té y bebidas canadienses con especies. Exquisitas combinaciones de sabores y aromas. También jugo de manzana, elaborado en el Valle, que se sirve caliente y es preparado con canela, cardamomo y clavo de olor. También unos tés especiados hechos en una espuma de leche. “Nuestros productos son originales, elegimos que entonen con el lugar, para que sea una experiencia, más que una comida”, afirmó Manuel.

Respecto a los tips a tener en cuenta a la hora de lograr una comida sabrosa, Manuel recomienda que “la pastelería es prácticamente química, todo tiene que ser muy preciso. Mientras más complejos los sabores,  más rico. Hay distintas papilas, mientras más posibilidades tiene la boca de percibir sabores complejos,  más rico se vuelve todo”.

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