Desde generadora de lujuria hasta rueda de auxilio
La mala fama
Los arranques de su historia no estuvieron cargados de buen nombre e inclusive se llegó a pensar que la berenjena era la mala insana porque, según ellos, la berenjena alteraba al hombre y le predisponía a la lujuria, por eso fue también conocida como amoris poma. España fue el primer país occidental en hacer uso culinario de la berenjena. Fueron llevadas por los árabes y hay constancia de su cultivo en las huertas levantinas y andaluzas en la alta Edad Media.
También a Sicilia y sur de Italia llegó por entonces. El poeta árabe medieval Ibn Sara As-Santarini (1043-1123) comparaba poéticamente esta hortaliza con “un rojo corazón de cordero entre las garras de un buitre”, en alusión a esa especie de caparazón verde por el que la berenjena se adhiere a la planta.
A nosotros –América- nos llegó de la mano de los colonizadores españoles y la fuimos adoptando a nuestra usanza.
Respecto a la etimología de la palabra berenjena, Sebastián de Covarrubias (1539-1613) recoge en su Tesoro de la lengua castellana (1611) la opinión del arabista Diego de Urrea que dice: “del árabe beden = cuerpo y gianum = malo, por su calidad de engendrar melancolía y despertar malos deseos”. La berenjena ha vivido un largo calvario pero finalmente ingresó en el corazón de los consumidores.
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